sin puntos ni comas
martes, 12 de septiembre de 2023
A mis cuarenta y pocos
jueves, 31 de agosto de 2023
El Chico y Yo
Hace unas semanas atrás, ya de madrugada (casi las 3 a.m.), el insomnio se apoderaba de mí nuevamente. Recuerdo haberme acostado y apagar todos los artefactos que distraen el sueño como a la 1 de la mañana, aproximadamente, pero por más que intentaba no podía dormir, daba vueltas en la cama, cambiaba de música, todas las noches duermo con música y es algo que hago desde que tengo uso de razón. Cuando era chico y dormía en el cuarto de mis padres, ellos ponían música, y luego más grande cuando ya dormía en mi cuarto yo también hacía lo mismo, generalmente pongo a Charly García para entregarme a “los brazos de Morfeo” (qué huachafo!).
Curiosamente, nunca he tenido problemas con mis parejas en ese aspecto, a ninguna le ha molestado esa manía que tengo por dormir con música, o el tic de mover el pie para poder dormir o untarme la nariz con abundante “Vick Vaporub”.
En fin, volviendo al principio, el insomnio se apoderó nuevamente de mis noches, venía a visitarme otra vez cuando pensaba que ya se había aburrido de mí, pero no… Esa madrugada mientras giraba en la cama y buscaba, con cierto aire derrotista, la canción correcta que me haga conciliar el sueño, sin éxito alguno (tonto yo). Aquella noche, caí en la conclusión que mi insomnio ya venía tocándome la puerta semanas atrás.
Hace un par de semanas o tres quizás, despertaba a mitad de la noche y pasaba treinta minutos o una hora despierto, pensando en las cosas que había hecho, que me habían sucedido, en la gente que conocí, en los amores que dejé, en el arrepentimiento de haberla dejado, en mi madre, en mi soledad, en mi vida.
De pronto, esa madrugada cuando ya eran las 3 a.m., regresé a cuando era niño, un chiquilín de 5 o 6 años quizá, a esa edad tenía una tradición muy masoquista, cada noche antes de dormir mi cabecita, inocente aun, alucinaba que mis padres morían. Yo lloraba en silencio, no quería que nadie escuchara mi llanto, mi pena autoinfligida. Nadie sabía de mi ritual nocturno, de esa pena mía, de mi más grande miedo, de aquel luto anticipado que me ponía encima de la pijama marrón con ribetes cremas. Esos pensamientos me acompañaban con el llanto de una pena imaginaria, hasta que rendido por la tristeza y de tanto llorar me quedaba dormido hasta el día siguiente y cuando despertaba con angustia corría a ver si mis papás aun estaban conmigo y no muertos como en mis pensamientos de la noche anterior.
Me parece que en esos momentos angustiosos, en esas noches de flagelaciones mentales, de muertes, de penas anticipadas, de llantos eternos que descansaban conmigo hasta el día siguiente; creo que esas noches en la puerta de mi cuarto merodeaba el insomnio: altivo, imponente, con esa soberbia y la confianza que le da la noche. Estaba ahí, parado observándome, con un traje negro elegantísimo, alto y flaco, blanco como la leche y de cabellos grises (a pesar de sus canas tenía un semblante juvenil, debe ser por todos los sueños robados a tantos noctámbulos como yo). Pero, por qué venía a verme a tan temprana edad?, qué quería de mí este personaje siniestro que amenazaba mis sueños con los miedos más tremendos que un niño podía imaginar?, por qué no me seducía con elefantes voladores o delfines que me llevaran a recorrer las profundidades de los siete mares, o con piratas con pata de palo en busca de un tesoro en alguna isla inexplorada?, por qué no era un superhéroe que salvaba a la humanidad o un científico que inventaba la inmortalidad o los viajes en el tiempo, o un astronauta que viajaba a otros planetas a vivir aventuras increíbles? Por qué tenía que soñar con la muerte, y con la muerte de las dos personas que más amo, por qué? Por qué el insomnio desde el inicio se convirtió en un pesar y no en algo divertido?. Con el tiempo, tuve que camuflar esos pesares, esos temores, esos miedos, con cigarrillos, alcohol, noches de joda, amigos que no son más amigos, y otros tantos que aun lo son.
Esa noche, la noche de hace unas semanas atrás, cuando ya casi eran las 4 de la madrugada, y ya casi dormido, vi tu rostro, tu sonrisa enorme, tus ojos grandes, tus manos que en algún momento me habían tocado y acariciado, tu boca que solo sabía de ternura y de besos apasionados y cálidos. Sentí tu luz, esa luz que ilumina a todo aquel que se cruza en tu camino, esa que iluminó el mío y que aun necesito (aun te necesito). Quise ser tu luz también, pero creo que no fui más que una vela gastada, que en vez de iluminar creaba claroscuros que desviaban nuestro amor.
Desperté con los ojos llorosos y con un nudo en el pecho, pensando en ese chico que dormía con pena llorando la muerte de sus padres, y al instante una frase, que acompañaba el recuerdo de mi sueño, se apoderó de mis pensamientos: “Ay, cómo estará mi alma?”, repetía mi cabeza cada vez que admiraba entre alucinaciones al chico de 6 años que imaginaba muertes, mezclado con tu rostro, tu boca y todo lo que ya les conté.
No pude dormir más, eran casi las 5 de la mañana. Cogí mi celular y me puse a escribir, nunca me gustó escribir por celular algo que sale de mi alma, pero esta vez era urgente, tenía una necesidad imperante de hacerlo, todo se proyectaba en mi cabeza, imágenes, sonidos, melodías… Mi mente era una comparsa, donde personas bailaban, tomaban, gritaban, reían. Irónicamente reían en mi cabeza mientras mi alma lloraba, extrañaba, quería regresar el tiempo a aquel sábado donde todo acabó. Escribí lo que estas personas gritaban en mi cabeza, y sin corrección alguna apagué el celular, dejando solo a Stravinsky arrullarme con sus melodías hasta el día siguiente, mientras el caballero alto de cabellos grises y blanco como la leche se alejaba en busca de otro soñador que anda cansado de soñar.
lunes, 12 de junio de 2023
¡Ay!, ¿Cómo estará mi alma?
¿Cómo estará mi alma?
¡Ay!, ¿cómo estará mi alma?
Mi alma de niño
Que muere a la noche
La noche que tapa
Al alma que mata
¿Cómo estará mi alma?
¡Ay!, ¿cómo estará mi alma?
Mi alma sin alma
Mi alma que araña
La garra de alma
Del sueño que calla
¿Cómo estará mi alma?
¡Ay!, ¿cómo estará mi alma?
Del joven sin rumbo
Del joven que teme
Que crece sin calma
Que teme a su alma
¿Cómo estará mi alma?
¡Ay!, ¿cómo estará mi alma?
Mi alma que llora
Al alma que ama
Que esconde del alma
El sueño que no ama
¿Cómo estará mi alma?
¡Ay!, ¿cómo estará mi alma?
Mi alma de chico,
Del chico que crece
Que esfuma su alma
Que vive sin calma
¿Cómo estará mi alma?
¡Ay!, ¿cómo estará mi alma?
Mi alma que para
Mi alma sin sombra
Que espera el alba
Y el sueño que sangra
¿Cómo estará mi alma?
¡Ay!, ¿cómo estará mi alma?
Mi alma de viejo,
Del viejo que miente
Que miente a su alma
El alma que no habla
¿Cómo estará mi alma?
¡Ay!, ¿cómo estará mi alma?
Mi alma que no habla
Mi alma que grita
El grito del alma
Que grita lo que ama.
¡Ay!, cómo estará mi alma
¡Ay!, cómo estará mi
¡Ay!, cómo estará
¡Ay!, cómo
¡Ay!
martes, 16 de mayo de 2023
miércoles, 10 de abril de 2019
Ella y Él (El fin)
Ella:
Él: Sabes por qué no me fui contigo? Iba a ser muy romántico, o muy caótico, o quizá simplemente muy normal, pero seguirías aquí... Aquí, conmigo.
Ella:
Él: Las cosas han cambiado... Tuve una que otra aventura, sufrí algo, pero disfruté mucho. Últimamente recuerdo bastante la última vez que hablamos en tus escaleras mientras tomábamos unas cervezas y reíamos, y todo ese jolgorio terminaba en un beso prolongado, ansiado. Un beso quizá dolido, quizá no. Un beso que sabíamos llegaría pero no sabíamos bien cuándo, en qué momento, y como todas las veces anteriores, fue mirarnos y pasó.
Ella:
Él: Te extraño. Te extraño tanto que extraño el día que no te extraño. A veces, algunas noches, me duermo pensando: ¿qué hubiese pasado si mandaba todo al carajo y me iba contigo. Si te hubiese cuidado de verdad, si hubiésemos ido por nuestra felicidad. Si hubiésemos cumplido nuestra promesa. Cómo hubiese sido, no? Es jodido estar acá, sin poder tocar fondo porque sé que puedo caer mucho más.
Falta caos en mi vida, tu caos. Falta el huracán que me desordena todo, pero que sabe llevarse lo que me hace mal, y se queda ya cansada para curar mis heridas. Me faltas.
Ella:
Él: Di algo, dime que me odias, que te jodo demasiado, que no me soportas. Dime que esto es mentira, que sigues en la casa verde, que quieres una chela. Dime que me amas, que no podemos estar lejos el uno del otro, que al final siempre volvemos al primer momento, que extrañas dormir conmigo...
Di algo, lo que sea... Pero di algo, por favor... Sálvame o llévame, pero no me dejes más.
Ella:
Él: Es tarde. No por la hora, sino porque todo es en vano. No voy a poder decirte nunca más lo que has sido para mí.
Si me hubiese ido contigo, nada de esto hubiese pasado, y seguiríamos juntos o quizá ya nos hubiéramos mandado a la mierda. Pero estarías aquí.
Al final nos separaron. La única fuerza que podía hacerlo, se envalentonó y se atrevió a separarnos. La puta madre! Tengo que hablar contigo al menos una última vez. Pero no.
El 27 toca Fito, no voy a llorar pero acompáñame, y en brillante vete con un beso.
Te amo!
Ella:
miércoles, 31 de enero de 2018
FAPR
lunes, 9 de octubre de 2017
Ojos de videotape
¡Qué vida!
Hoy, después de mucho, me siento a escribir, y aunque sin ganas, tengo que hacerlo. Es mi terapia, mi refugio (sobre todo hoy).
Dicen que cada adiós representa un nuevo comienzo, pero ¿quién nos preguntó si queremos este nuevo empezar?
¿Quién?
Tengo la tinta que llora sobre este papel gastado. Tengo en mi cabeza tu rostro, tus labios, tu sonrisa, tus palabras, tu pelo, tu olor, tu piel, tus ojos...
¡Tus ojos!
Tengo también esta mierda en mi mente, mi razón (la puta razón), esa sensación de querer protegerte de todo mal. Tengo ganas que estés acá, que no te hayas ido, de abrazarte, besarte y decir: "Te quiero, y siempre serás mi bonita".
Tengo ganas de escaparnos y mandar todo y a todos a la mierda (como en las películas).
Tengo ganas del último abrazo, ese abrazo que nos fundió en un solo ser.
Tengo ganas de no dejarte...
Pero, ya ves, a veces adiós representa un nuevo comienzo.