miércoles, 21 de enero de 2009

Malditos

Malditos los celulares imprudentes,
los que contestan a la hora del almuerzo,
los "deje su mensaje después de la señal",
los dile que no estoy.

Malditos las colas en los bancos,
la de los jubilados
que duermen en literas de cemento al aire libre,
la de las madres esperando la remesa de Gringolandia.

Maldito sea el caviar, el "Belle Epoque Blanc",
los autos último modelo,
los Ipods, Iphone y otras estupideces de Apple,
el “No.I Imperial Majesty”, la careta de la opulencia.

Malditos los que escupen al cielo y sin que les caiga siguen de largo,
los que agachan la cabeza por miedo al despido,
los que esconden al amor importándole más el que dirán,
los que se dieron cuenta tarde y saben que ya no hay vuelta atrás.

Malditas las familias felices y los desayunos de Domingo,
los besos de mamá y papá, los abrazos de hermanos,
la preocupación de la madre en la ventana,
el desgano del padre a la hora de hablar.

Malditas las deudas que generan intereses al corazón,
los malos pagos de la gente que nunca amó;
los ateos y los cristianos,
las viejas que andan derramando parábolas y se golpean el pecho.

Malditas las que siempre tienen la razón
malditas las que nunca la tienen
las que no saben insertar el hilo en la aguja
las que nunca se cortaron con un cuchillo.

Malditas las que lloran el final de una telenovela,
los que las escribieron y actuaron, los que la realizaron.
Maldita sea la felicidad, la tristeza, la depresión,
la falta de memoria, el ego, las mentiras piadosas.

Malditos los bares que cierran a las tres,
los restaurantes donde no se fuma
la cerveza con agua de "Pier"
los taxistas que les sobra la plata.

Malditos los amores cobardes,
los que se escondieron o los escondieron,
los que no quieren legalizar el matrimonio
el maricón que oculta su homosexualidad.

Malditos los violadores, los inquisidores, los negreros,
los que nunca te miran a los ojos, los que no aprietan las manos al saludar,
los que miran los escalones al bajar, los poseros, los niños de papá,
las putas que lo hacen por amor al arte.

Maldita sea tu cara de velocidad, tus ojos, los míos
tu pasión reprimida, mi temor de soltar la cuerda.
Maldito sea el ayer, el hoy, el futuro sin ayer,
el hoy sin futuro, el futuro sin mañana.

Maldito el sol de verano al mediodía,
las gotas de sudor en la gente
el buen humor de los que quieren caer bien
el que cae bien cuando quiere ser odiado.

Maldito el humo de la marihuana que apesta a mierda,
el trago barato pero no los que lo toman,
los que se meten entre los palos para conseguir lo que quieren;
los atajos, que siempre son más largos.

Malditos los viajes en avión,
las corridas de toros, las carreras de caballos,
las procesiones, el tráfico de la Vía Expresa,
la convivencia, el matrimonio, la separación, la decepción.

Maldito el recuerdo que a veces regresa,
el rostro del amor,
las palabras que nunca dije por que ya estaba de más,
las palabras que no debí decir y que ya las había dicho.

Maldito yo que no recuerdo quien soy,
que paseo por las calles pateando sueños rotos,
que miro de reojo a cualquiera que se me acerca,
que no quiero más un amor civilizado.

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