Dos de la mañana, el cielo no dejó de llorar desde ayer, doy vueltas en la cama y en el silencio de la noche se reflejan los ruidos de la lluvia, doy mil vueltas en la cama sin poder conseguir dormir nuevamente, me paro, prendo un cigarrillo y empiezo a fumar con una angustia agobiante, necesito salir, ver la calle. No puedo más y me visto con lo primero que veo, y salgo a caminar.
La calle está muy fría y húmeda, no hay gente caminando, ni autos con sus luces iluminando las pistas, no hay más bulla, no hay nada, pareciera que todo mundo está muerto, pero no, sólo están dormidos, dormidos mientras yo camino y pienso mientras más camino más pienso, más fumo y vuelvo a pensar y a caminar. Eran casi las 3 a.m. cuando en una pequeña plazuela vi a una mujer mirando el piso mientras la lluvia se encargaba de ocultar sus lágrimas disfrazándola con una sonrisa de niña buena, saludé casi murmurando, y respondiste de la misma forma, me senté a tu lado y callado prendí otro cigarrillo (mal educado yo no te ofrecí uno, quizás estaba distraído), me lo acabé a borbotones, y la chica de la mirada de niña ni se movía, me aburrió al máximo ese cuadro y decidí seguir pensando y caminando y fumando, cuando me levanto y doy dos pasos, escucho murmurando algo que llamó mucho mi atención... "¿qué haces aquí, despertaste de pronto, y la lluvia te provocó caminar?", "sí, algo así" contesté; "ven siéntate a mi lado, cuentame una historia, hazme feliz o simplemente cuéntame de ti, de tu vida y hazme llorar, y si no quieres hablar sólo calla, prende un cigarrillo y préndeme uno mientras nos miramos e imaginamos hablar y ser felices o llorar".
Prendí un cigarro y se lo ofrecí, me prendí uno yo también, trataba de verle a los ojos pero no podía su mirada jamás se había dirigido a otro lado que no sea el piso, me la imaginaba, le había puesto todos los tipos de ojos que pude idear, me agarraste la mano y me pediste que no me quedara callado, que hable de lo que sea, que le mienta, que diga la verdad o media verdad, si me regalas tu mirada hablaremos de lo que quieras o simplemente escucharas lo que quieres escuchar, le di la última pitada al pucho que tenía entre los dedos y lo boté, mientras en mi cabeza una canción comenzó a rebotar. "Cántala, cántala por favor esa me gusta mucho", asustado y muy asombrado le pregunte que cante qué?, la canción que está en tu mente, respondió, no te vayas abrázame, por favor abrázame, cantemos los dos, yo me la sé también es una de mis favoritas y sé que la tuya también. Cantamos "Cuando ya me empiece a quedar solo" de Sui Generis, cuando terminamos la última estrofa, levantó la mirada y sonriendo me dijo "gracias".
Era linda, no la mujer mas bella del mundo, pero si más bella que ninguna, no tenía ojos grandes, ni una nariz perfecta, menos una sonrisa bonita, pero había algo que era más bello que todas esas virtudes vanas juntas, era auténtica, lloró cuando tuvo que llorar, no le importó el lugar ni la hora, no le interesó estar toda mojada bajo la lluvia ni compartir su banca con un extraño, y no dudo en cantar la canción que queríamos cantar, su voz que no era una voz de paridad me estremecía, y su mirada de niña buena me cautivó. Dos horas después estábamos en la arena sentados frente al mar, abrazados y cantando mil canciones que se nos ocurrían en el momento, me corrías tirándome arena, y después yo hacía lo mismo; cuando queríamos descansar nos caíamos en la arena riendo hasta llorar, ahí recostados vimos como salía el sol y como tus lágrimas se transformaron en sonrisas, y mis ansias se vieron domadas con esa mirada de niña buena. Al pararnos me tomaste de la mano y caminamos juntos hasta llegar a tu casa, me diste un beso y un "gracias" y caminaste a tu puerta.
No te volví a ver nunca más, fui a la plazuelita una y mil noches, regresaba a la playa todas las mañanas y nuca te volví a ver, mas sin embargo jamás regresé a tu casa, y cuando estaba cerca, me detenía y regresaba para no pasar por ahí, hoy después de tanto tiempo con la muerte a mi diestra espero que antes de morir pueda volver a ver tu mirada de niña buena, y esos ojos que no son grandes y esa nariz que no es perfecta, en fin, sólo quisiera volver a verte.
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