Cuando la sonrisa te dice que no hay vuelta atrás,
cuando las lágrimas nos remontan a los buenos tiempos,
cuando el destino se viste de mujer y te invita a pasar
con las puertas cerradas, con la cerradura ajena.
Cuando tu mirada pentra tan hondo que late fuerte,
cuando tus palabras extrañan brutalmente ser oídas,
cuando la noche fría nos promete una velada eterna
en las madrugadas oscuras de nuestro ayer.
Cuando no se puede más y huyo a mi refugio de soledad,
cuando tus ojos alumbran bajito mi tunel gris,
cuando las gotas de la lluvia no mojan más que mis mejillas
hartas de que ese líquido transparente marquen sus surcos.
Cuando me pregunto por qué sigo aquí,
cuando cierro los ojos sin poder dormir,
cuando el cielo no deja salir el sol y nos queda la noche
ahora triste, absurda, debastadora, angustiante, asesina.
Cuando grito sin abrir la boca y me trago el dolor,
cuando siento no poder dar un paso más,
cuando me etrego a la vida, parado esperando mi tren,
y no veo mas que tu mirada cerrando los ojos para volver atrás.
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