domingo, 28 de junio de 2009
Viernes 4 a.m. (AS)
No pienses, a veces el pensar hace mal...
El teléfono en el velador no paraba de sonar, eran las 4 a.m. y quien llamaba era una persona amiga, dudé en contestar, pensé no hacerlo pero lo hice, su voz como siempre me llenó de alegría (a pesar de la hora), necesitaba verme me dijo, quería que vaya otra vez a salvarla de su mundo gris y lleno de complicaciones, nuevamente las dudas en mi cabeza pero esta vez le dije que lo dejáramos para mañana que vaya a descansar y que al amanecer nos veríamos para conversar, me colgó y no pude dormir más, cinco minutos después volvía a sonar el teléfono y el corazón me pedía contestar, "OK dónde estás" dije, "en veinte minutos llego". Sin más me levante, fui al baño a lavarme y tirarme un poco de agua a la cara para poder despertar del todo, me cambié y fui corriendo a su encuentro.
Un bar de no muy buena reputación me abría las puertas, subí al segundo piso y me encontré con su amiga que me dijo todo lo que ya suponía, otra vez deprimida y
triste. De pronto salió ella, no ha cambiado mucho, por ahí unos kilitos de más pero igual o más bella que antes, sus ojos grandes y negros que tanto me gustan estaban con una pena muy grande, no atiné a otra cosa que darle un beso y abrazarla muy fuerte, esos abrazos sinceros, esos que te aceleran el corazón, hablamos buen rato, reímos un poco y lloraste algo, su amiga ya se había ido, y estábamos sólo ella y yo. No podía entender muy bien por qué te estaba sucediendo; y cada lágrima que derramabas me hacía pensar "nada de esto hubiese pasado si yo hubiese sido más valiente y hubiera luchado por ti".
Salimos de ese antro y nos fuimos supuestamente a tomar unas cervezas y a dormir un poco, pasamos antes por un cajero a sacar algo de dinero, tomamos un taxi y nos dirigimos a comprar las cervezas, en el camino después de haber comprado la birra nos desviamos a la playa, querías ir a un lugar que te traía recuerdos, tristes recuerdos. Cuando llegamos la tristeza nuevamente se apoderaban de tu mirada, y yo impotente por no poder ayudar, por no tener la palabra precisa, sólo te miraba. Estaba un poco fastidiado (debo admitirlo), pero era por que no quería verte mal y sé que ese lugar no era precisamente el que te hacía feliz.
Tomamos un rato y el amanecer con su rocío nos avisó que era hora de volver, no le hicimos caso por unos minutos, pero luego a tanta insistencia mía aceptaste de mala gana ir a descansar, te recostaste en mi pecho y me abrazaste muy fuerte, yo por inercia pero con todo el amor del mundo respondí con un abrazo igual, nuestras mejillas estaban juntas, y entre palabras y palabras nuestros labios se acercaban, sabía que si sucedía iba a tener un mal resultado, me resistí lo más que pude pero caí, respondí a un beso que me gustó y mucho, pero que no era posible, no en ese momento, me alejé, pero nuevamente tus labios se juntaron con los míos, y me dejé llevar, hasta que mi cabeza nuevamente me dijo "¡para!" y autómata yo hice lo que me ordenó, "para, me muero por besarte, pero no ahora, si tiene que suceder va a pasar, pero no ahora, no es el momento" te dije, nos separamos al instante yo miraba la ventana del auto y las casas pasar, tú cerrabas los ojos, no sé si para dormir o para olvidar lo que había pasado.
Llegamos al hotel donde íbamos a dormir un rato, entramos al cuarto y dormimos cual niños, antes te tape un poco para que no sintieses frío, y después como pude me recoste en la cama.
No sé por qué pasó, pero hubiese matado por que esto haya pasado ocho años atrás, en ese momento todo hubiese sido alegría para mí, y sé que para ti también, hoy las cosas cambiaron y mucho, tú y yo ya no somos los mismos, la vida nos invitó a jugar su juego, algunas veces perdimos y unas pocas ganamos, nos tocó llorar y hubo ratitos de felicidad. Hoy nuestros sueños mutaron, se transformaron, nuestras prioridades son ocupadas por otras personas, nuestro barco lleno de ilusiones partió hace mucho tiempo, y no sabemos si se perdió o se hundió.
No me siento bien con lo que pasó, no me siento bien con esos besos de papel, y puedo asegurar que tú estás pasando por lo mismo, sucedió algo que nunca debió pasar, nos dejamos llevar por el momento sin detenernos a pensar un poquito en los daños colaterales que traería como consecuencia. No quiero perderte, no quiero que te alejes, hoy te necesito más que nunca, y tú me necesitas también, ayer te prometí que te iba a ayudar, y hace unos años te prometí que no me alejaría hasta verte feliz, y a pesar de todo lo voy a cumplir, no me voy a ir de tu vida tan fácil, no voy a perder esta linda amistad que nos une desde siempre, no por un echo fortuito voy irme de tu lado, no lo hice antes y ahora mucho menos.
No pienses a veces pensar hace mal, te lo dije por la tarde, y sin embargo hoy estoy pensando y me siento muy mal.
miércoles, 24 de junio de 2009
Beto, la ventana, bicicletas y la tierra mojada
Recuerdo hace algunos años atrás (en realidad no muchos, unos 20), la vida era todo más simple, uno despertaba a bañarse, vestirse, tomar desayuno e ir al colegio, donde a título personal yo iba a divertirme, hacer travesuras por montones, estudiar poco y conocer amigos nuevos. Eso sucedía en época de escuela, cuando estaba de vacaciones era diferente la cosa y más aún si me iba a visitar a mi familia en el interior, buenísimo. Me despertaba generalmente a las 9 de la mañana, tomaba desayuno y me iba a jugar a la calle con mis primos y amigos de la infancia, la clásica carrera de bicicletas en las pistas de tierra yo alucinaba estar en una carrera de motocross, nos paseábamos todo el pueblo en bici por las mañanas; íbamos al cementerio, al mercado, a la carretera, en fin éramos unos aventureros en dos ruedas, y de verdad así nos la creíamos, Marco, Hugo, Martín y yo, perseguíamos a las chicas que iban en los mismos medios de movilización que el nuestro para terminar jugando a los policías y ladrones (la ingenuidad de la época), hacíamos carreras de nunca acabar, bueno sí se acababan, cuando una de nuestras madres salía a buscarnos para almorzar.
Luego, por la tarde un partido de fútbol para bajar el almuerzo, ¡vaya forma de hacerlo!, yo nunca fui un Maradona en el fútbol, pero siempre cumplía y me mataba por el equipo, no era muy técnico, pero algunas jugaditas me salían Yuri, Pilón, son los nombres que recuerdo, y recuerdo también que jugábamos frente a la casa nuestra, y a la casa de la señorita Howell, una anciana profesora, que en verdad se la pasaba tratando de ahuyentarnos, renegando, tirando agua a la tierra para que no juguemos más, pero con agua o sin ella siempre celebrábamos muchos goles, era una anciana de esas que no te dan ganas de saludar pero que con la mirada inquisidora de la madre lo hacías de compromiso, mas a pesar de todo eso, en el fondo yo sé que la señorita Howell nos quería.
Esos partidos de fútbol que jugábamos frente a casa y frente a casa de la señorita Howell, también lo jugábamos frente a casa de Erika, una niña linda (según lo que recuerdo), era como la niña de la ventana, siempre la vi así, sus papás eran muy chapados a la antigua y represivos de sobremanera, no la dejaban salir seguido y si lo hacía sólo con chicas. Las malas lenguas decían que ella estaba enamorada de mí, y yo niño tímido sólo me sonrojaba y reía o a veces me molestaba, Erika llegó a gustarme e incluso un día me mandé y le dije que me gustaba y quería ser su novio, quizás ese fue el momento de mayor tensión, no recuerdo bien pero no creo haber tenido mas de 11 años, y ella era mayor que yo por un año e incluso más alta, llamemosle el primer amor, de pronto el más tierno, el más puro, la ilusión, las primeras cosquillas en la panza, los primeros latidos acelerados del corazón, los primeros sueños, la primera desilusión, la primera decepción, en fin (con estas últimas palabras deben captar que la respuesta fue obvia), un NO rotundo que me creó alguna suerte de resentimiento que se borraría en un par de horas jugando "lingo" con los primos y amigos, Cynthia, Marco, Carlita, Lili, Martín, Gaudi, Erika, Hugo, Luchito, René, La Pochi, y obviamente yo, jugando hasta que el sueño nos venciera, todos éramos amigos, todos nos cuidábamos, linda época esa.
El tiempo pasó y no voy a olvidar jamás mis viajes a la hacienda Cayaltí, un lindo lugar, el sitio donde aprendí a ser niño, donde mi niñez dio paso a la adolescencia y donde regresé ya joven, el lugar donde vivió mi madre, mis tías y tíos, mis abuelos, algunos primos, grandes amigos, mi primer amor, mi primera fantasía sexual, un lindo lugar para morir, un gran lugar para ser feliz, para ser niño y jugar. Hoy 20 años después de mi primer recuerdo de Cayaltí sé que tengo que agradecer a mis viejos por haberme llevado allá, por dejarme ser sin restricción alguna, a mis amigos y primos por estar y dejarme entrar, sé que por más tiempo que haya pasado siempre nos recordaremos, no supe más de Erika, Hugo, Lili, Luchito, René, La Pochi, Liliana, Carlita, Verónica, Luchito (otro por si acaso), no supe más de nadie, pero sé que en algun momento de su vida ellos recordarán una parte de su niñez y en esa parte chiquita estaré yo, de pronto y no se recordarán si quiera mi nombre pero sabrán que existí, gracias chicos, y señorita Howell, dentro de todo la queríamos, que descanse en paz Señorita Howell.
Luego, por la tarde un partido de fútbol para bajar el almuerzo, ¡vaya forma de hacerlo!, yo nunca fui un Maradona en el fútbol, pero siempre cumplía y me mataba por el equipo, no era muy técnico, pero algunas jugaditas me salían Yuri, Pilón, son los nombres que recuerdo, y recuerdo también que jugábamos frente a la casa nuestra, y a la casa de la señorita Howell, una anciana profesora, que en verdad se la pasaba tratando de ahuyentarnos, renegando, tirando agua a la tierra para que no juguemos más, pero con agua o sin ella siempre celebrábamos muchos goles, era una anciana de esas que no te dan ganas de saludar pero que con la mirada inquisidora de la madre lo hacías de compromiso, mas a pesar de todo eso, en el fondo yo sé que la señorita Howell nos quería.
Esos partidos de fútbol que jugábamos frente a casa y frente a casa de la señorita Howell, también lo jugábamos frente a casa de Erika, una niña linda (según lo que recuerdo), era como la niña de la ventana, siempre la vi así, sus papás eran muy chapados a la antigua y represivos de sobremanera, no la dejaban salir seguido y si lo hacía sólo con chicas. Las malas lenguas decían que ella estaba enamorada de mí, y yo niño tímido sólo me sonrojaba y reía o a veces me molestaba, Erika llegó a gustarme e incluso un día me mandé y le dije que me gustaba y quería ser su novio, quizás ese fue el momento de mayor tensión, no recuerdo bien pero no creo haber tenido mas de 11 años, y ella era mayor que yo por un año e incluso más alta, llamemosle el primer amor, de pronto el más tierno, el más puro, la ilusión, las primeras cosquillas en la panza, los primeros latidos acelerados del corazón, los primeros sueños, la primera desilusión, la primera decepción, en fin (con estas últimas palabras deben captar que la respuesta fue obvia), un NO rotundo que me creó alguna suerte de resentimiento que se borraría en un par de horas jugando "lingo" con los primos y amigos, Cynthia, Marco, Carlita, Lili, Martín, Gaudi, Erika, Hugo, Luchito, René, La Pochi, y obviamente yo, jugando hasta que el sueño nos venciera, todos éramos amigos, todos nos cuidábamos, linda época esa.
El tiempo pasó y no voy a olvidar jamás mis viajes a la hacienda Cayaltí, un lindo lugar, el sitio donde aprendí a ser niño, donde mi niñez dio paso a la adolescencia y donde regresé ya joven, el lugar donde vivió mi madre, mis tías y tíos, mis abuelos, algunos primos, grandes amigos, mi primer amor, mi primera fantasía sexual, un lindo lugar para morir, un gran lugar para ser feliz, para ser niño y jugar. Hoy 20 años después de mi primer recuerdo de Cayaltí sé que tengo que agradecer a mis viejos por haberme llevado allá, por dejarme ser sin restricción alguna, a mis amigos y primos por estar y dejarme entrar, sé que por más tiempo que haya pasado siempre nos recordaremos, no supe más de Erika, Hugo, Lili, Luchito, René, La Pochi, Liliana, Carlita, Verónica, Luchito (otro por si acaso), no supe más de nadie, pero sé que en algun momento de su vida ellos recordarán una parte de su niñez y en esa parte chiquita estaré yo, de pronto y no se recordarán si quiera mi nombre pero sabrán que existí, gracias chicos, y señorita Howell, dentro de todo la queríamos, que descanse en paz Señorita Howell.
lunes, 22 de junio de 2009
Un Domingo Para Siempre (AS)
Después de algún tiempo vi a una persona que me alegra la vida, hacía poco menos de un año que por distintas circunstancias (y por que no me gusta estar mucho rato en un mismo lugar ni con las mismas personas), nos separamos fisicamente, por que siempre y como siempre te pensé y sé que tú a mi también.
Estaba nervioso, el corazón me latía a mil, ya la había distinguido entre la multitud, las calles en invierno no están tan congestionadas como en el verano aburrido, me acerqué sin que te dieras, cuenta te tapé los ojos con las manos, y tu sonrisa dibujó esos dos hoyitos que me encantan, tu voz me preguntaba cómo estaba con una ternura de niño, y tus ojos ya descubiertos grandes y negros, que te me muestran tal como eres, desnuda tu alma que ya la conozco muy bien. Mirándote a los ojos te encuentro feliz, como nunca antes habías estado y de verdad eso me puso muy bien, el verte sonreír, soñar, hablar con esa paz que siempre quise para ti, lo que creía encontrarías sólo conmigo (que tonto fui al creerme el mejor).
La noche pasaba entre expresos y cigarrillos, entre recuerdos del 2000 y 2001, entre besos y te quiero, no habíamos llegado a la mitad de la velada y yo ya estaba pensando en como terminaría la noche, y cuando el silencio volvía a ser el tema principal un fuerte abrazo, con un beso y un te quiero nos regresaba a nuestra tertulia de recuerdos, de supuestos, de nuestra familia imaginaria, de un auto que lo manejarías tú, de la nana, y dos hijos, de que tu nombre no te gusta para nuestra hija, entonces sería Halana dije, me gusta ese o Fabiana, además queda con tu apellido (perdón, pero a veces soñamos muy, muy alto), nos reímos demasiado imaginándonos como hubiese sido el estar juntos, parecíamos dos niños imaginando su futuro de grandes, me transporté al invierno del 2000, donde todo era puro, donde yo aún te estaba descubriendo y cada cosa nueva me enamoraba.
Tres expresos y una cajetilla de cigarrillos nos avisaron que era hora de volver a casa, en mi cabeza ya todo estaba decidido, alguna vez le juré a esta chica que no me iría de su vida hasta verla feliz, hoy es tiempo de partir, la felicidad tocó su corazón. Emocionalmente está bien, anímicamente mejor, entonces no hay más que decir, un beso en la frente, un abrazo de esos interminables, una mirada de esperanza y una promesa de volvernos a ver, que ni tú ni yo la cumpliremos, los supimos en nuestros ojos y en esa risa de complicidad traicionera, entraste a tu casa, yo me quedé parado mirando tu puerta y fumándome otro cigarrillo que me recordaba nuestra noche perfecta, para un final feliz.
Hoy tirado en mi cama con la garganta reseca de tanto fumar, en un cuarto solitario y oscuro, con una radio que me canta las canciones de ayer, que me recuerda tu canción, mi canción. Una cama tan dura que los huesos duelen al despertar, hay algunas botellas por ahí en el piso, la llena no la toques que es para terminar la semana emborrachándome con el recuerdo de tu partida, con la esperanza de que aquella promesa de volvernos a ver, con ese beso en la frente y esa risa de traicionera complicidad, lo mismo que espero hace algo más de 30 años.
Gracias por dejarme ese recuerdo tan grato, ese recuerdo de la última vez que nos vimos, gracias por ser feliz, por que si aún no llegas a mí es que sigues estando feliz, gracias por descubrir mi lado amable, y por no regresar y no cumplir la promesa.
Estaba nervioso, el corazón me latía a mil, ya la había distinguido entre la multitud, las calles en invierno no están tan congestionadas como en el verano aburrido, me acerqué sin que te dieras, cuenta te tapé los ojos con las manos, y tu sonrisa dibujó esos dos hoyitos que me encantan, tu voz me preguntaba cómo estaba con una ternura de niño, y tus ojos ya descubiertos grandes y negros, que te me muestran tal como eres, desnuda tu alma que ya la conozco muy bien. Mirándote a los ojos te encuentro feliz, como nunca antes habías estado y de verdad eso me puso muy bien, el verte sonreír, soñar, hablar con esa paz que siempre quise para ti, lo que creía encontrarías sólo conmigo (que tonto fui al creerme el mejor).
La noche pasaba entre expresos y cigarrillos, entre recuerdos del 2000 y 2001, entre besos y te quiero, no habíamos llegado a la mitad de la velada y yo ya estaba pensando en como terminaría la noche, y cuando el silencio volvía a ser el tema principal un fuerte abrazo, con un beso y un te quiero nos regresaba a nuestra tertulia de recuerdos, de supuestos, de nuestra familia imaginaria, de un auto que lo manejarías tú, de la nana, y dos hijos, de que tu nombre no te gusta para nuestra hija, entonces sería Halana dije, me gusta ese o Fabiana, además queda con tu apellido (perdón, pero a veces soñamos muy, muy alto), nos reímos demasiado imaginándonos como hubiese sido el estar juntos, parecíamos dos niños imaginando su futuro de grandes, me transporté al invierno del 2000, donde todo era puro, donde yo aún te estaba descubriendo y cada cosa nueva me enamoraba.
Tres expresos y una cajetilla de cigarrillos nos avisaron que era hora de volver a casa, en mi cabeza ya todo estaba decidido, alguna vez le juré a esta chica que no me iría de su vida hasta verla feliz, hoy es tiempo de partir, la felicidad tocó su corazón. Emocionalmente está bien, anímicamente mejor, entonces no hay más que decir, un beso en la frente, un abrazo de esos interminables, una mirada de esperanza y una promesa de volvernos a ver, que ni tú ni yo la cumpliremos, los supimos en nuestros ojos y en esa risa de complicidad traicionera, entraste a tu casa, yo me quedé parado mirando tu puerta y fumándome otro cigarrillo que me recordaba nuestra noche perfecta, para un final feliz.
Hoy tirado en mi cama con la garganta reseca de tanto fumar, en un cuarto solitario y oscuro, con una radio que me canta las canciones de ayer, que me recuerda tu canción, mi canción. Una cama tan dura que los huesos duelen al despertar, hay algunas botellas por ahí en el piso, la llena no la toques que es para terminar la semana emborrachándome con el recuerdo de tu partida, con la esperanza de que aquella promesa de volvernos a ver, con ese beso en la frente y esa risa de traicionera complicidad, lo mismo que espero hace algo más de 30 años.
Gracias por dejarme ese recuerdo tan grato, ese recuerdo de la última vez que nos vimos, gracias por ser feliz, por que si aún no llegas a mí es que sigues estando feliz, gracias por descubrir mi lado amable, y por no regresar y no cumplir la promesa.
viernes, 12 de junio de 2009
Don Amador
Don Amador sin temor a equivocarme fue el mayor y mejor referente de la música afroperuana, un maestro en el zapateo que al ritmo del cajón deslumbraba a propios y extraños, no era raro verlo tocar el violín con gran destreza. Un negro alegre que nació en "El Carmen" en Chincha, artista cien por ciento, Don Amador no solo se dedicaba a la música él también trabajó en construcción y es ahí donde lo conocían como "Chanpita", un maestro de maestros, alegre, jovial, gran amigo (según cuentan), una persona que abría las puertas de su casa a cualquier visitante, un artista de los que ya no existen, un ser humano muy generoso que nos supo arrancar más de una sonrisa cada vez que subía a un escenario, un señor con todas sus letras.
Gracias Don Amador por tantos momentos felices, que descanses, hoy los angeles de Dios zapatearan al ritmo de cajón y tu violín.... a gozar sabroso "Chanpita"...
jueves, 11 de junio de 2009
Honestidad Brutal
Indignación, rabia. impotencia, vergüenza, temor, dolor, repudio, lástima, horror, asco, en fin podría escribir mil adjetivos más y ninguno describiría exactamente lo que pienso, hace algunos días sucedió algo que se pudo haber evitado si la prepotencia y soberbia de nuestros gobernantes no hubiese reinado.
Un enfrentamiento entre indígenas y policías terminó con 23 policías y 9 indígenas muertos y una lista interminable de desaparecidos (casi todos indígenas), nunca hablé de política y mucho menos se me hubiese ocurrido escribir algo que no entiendo muy bien (gracias a Dios), pero hoy me siento en la necesidad moral de hacerlo. Que pena me da ver cada día papelones en el Congreso de la República, ver como los mal llamados "Padres de la Patria" se pelean e insultan diariamente. Como personajes relegados de la política aprovechan el pánico y se suben a la palestra para poder arrojar más fuego a la hoguera, es inconcebible que en vez de unirnos para poder salir adelante y lanzar soluciones lo único que se escucha es que los Humalistas tiren los cuchillos a los Alanistas, y es que el APRA ahora no es más el partido que lidero don Víctor Raúl, y con mucha pena lo digo hoy, con pena por que mi abuelo murió creyendo en este partido, luchando por él, fue perseguido y hasta tuvo que huir disfrazado dejando a su familia por un tiempo.
Toda esta ideología se ha ido tirando a la basura de a pocos, y el encargado es nuestro querido presidente de la república y todo su séquito que devuelven esos cuchillos que lanzan desde la oposición y los devuelven con el doble de odio, por que ellos tienen el poder, por que ellos deciden que es bueno y malo para el país, y que buena forma de decidir con la vida de peruanos caídos y otros tantos desaparecidos.
Como salida un spot televisivo denigrante, estúpido, y asqueroso, no se puede utilizar a los muertos como estratagema señor presidente, al menos a ellos respételos, ver policías con heridas abiertas, cuerpos inmóviles, muertos sin saber por qué, parece que los terroristas llegaron al poder.
Ahora estos señores de "frac" nos dicen que los hermanos indígenas son salvajes, yo me pregunto ¿quién es más salvaje el que sabiendo hablar no habla, o el que sin saber si quiera el idioma oficial defiende lo que es suyo y sin explicación alguna se lo quieren arrebatar? Con esto no intento justificar ningún acto de violencia, y mucho menos la muerte, no, todo lo contrario soy un pacifista de cabo a rabo, pero creo que se perdieron las formas, los supuestamente preparados gobernantes no pudieron expresar, explicar lo que se iba a realizar, no escucharon, no dialogaron, nuevamente este gobierno narcisista se equivocó, y se buscó un final antes de tiempo infeliz por cierto.
Quiero terminar agradeciendo a Dios por darme el don de no entender el mundo asqueroso de la política, elevando mi voz de protesta ante cualquier acto de violencia, mirando nuestro cielo gris y recordar a nuestros hermanos caídos y ver en la ventana los aún desaparecidos, quisiera terminar confiando que mañana va a ser mejor, quisiera terminar recordando la sonrisa de mi hijo que me alegra el alma pero hoy no puedo, la pena de mi corazón (que creía insensible) es muy grande. Espero despertar al amanecer y ver un mundo feliz y no como lo imagino.
Un enfrentamiento entre indígenas y policías terminó con 23 policías y 9 indígenas muertos y una lista interminable de desaparecidos (casi todos indígenas), nunca hablé de política y mucho menos se me hubiese ocurrido escribir algo que no entiendo muy bien (gracias a Dios), pero hoy me siento en la necesidad moral de hacerlo. Que pena me da ver cada día papelones en el Congreso de la República, ver como los mal llamados "Padres de la Patria" se pelean e insultan diariamente. Como personajes relegados de la política aprovechan el pánico y se suben a la palestra para poder arrojar más fuego a la hoguera, es inconcebible que en vez de unirnos para poder salir adelante y lanzar soluciones lo único que se escucha es que los Humalistas tiren los cuchillos a los Alanistas, y es que el APRA ahora no es más el partido que lidero don Víctor Raúl, y con mucha pena lo digo hoy, con pena por que mi abuelo murió creyendo en este partido, luchando por él, fue perseguido y hasta tuvo que huir disfrazado dejando a su familia por un tiempo.
Toda esta ideología se ha ido tirando a la basura de a pocos, y el encargado es nuestro querido presidente de la república y todo su séquito que devuelven esos cuchillos que lanzan desde la oposición y los devuelven con el doble de odio, por que ellos tienen el poder, por que ellos deciden que es bueno y malo para el país, y que buena forma de decidir con la vida de peruanos caídos y otros tantos desaparecidos.
Como salida un spot televisivo denigrante, estúpido, y asqueroso, no se puede utilizar a los muertos como estratagema señor presidente, al menos a ellos respételos, ver policías con heridas abiertas, cuerpos inmóviles, muertos sin saber por qué, parece que los terroristas llegaron al poder.
Ahora estos señores de "frac" nos dicen que los hermanos indígenas son salvajes, yo me pregunto ¿quién es más salvaje el que sabiendo hablar no habla, o el que sin saber si quiera el idioma oficial defiende lo que es suyo y sin explicación alguna se lo quieren arrebatar? Con esto no intento justificar ningún acto de violencia, y mucho menos la muerte, no, todo lo contrario soy un pacifista de cabo a rabo, pero creo que se perdieron las formas, los supuestamente preparados gobernantes no pudieron expresar, explicar lo que se iba a realizar, no escucharon, no dialogaron, nuevamente este gobierno narcisista se equivocó, y se buscó un final antes de tiempo infeliz por cierto.
Quiero terminar agradeciendo a Dios por darme el don de no entender el mundo asqueroso de la política, elevando mi voz de protesta ante cualquier acto de violencia, mirando nuestro cielo gris y recordar a nuestros hermanos caídos y ver en la ventana los aún desaparecidos, quisiera terminar confiando que mañana va a ser mejor, quisiera terminar recordando la sonrisa de mi hijo que me alegra el alma pero hoy no puedo, la pena de mi corazón (que creía insensible) es muy grande. Espero despertar al amanecer y ver un mundo feliz y no como lo imagino.
domingo, 7 de junio de 2009
It's Only Love
Los últimos días del año siempre son muy agitados, pero uno en especial lo fue para mí, creo que fue en el 2003 para 2004, un año que se despedía, un año que si bien es cierto no fue el mejor hubo algunas cosas nuevas y buenas. El perfume de una mujer me salvó el año, con besos a cuentagotas y palabras que llegaban pero no quedaban, la soledad se iba convirtiendo en una fiel amiga o quizás en el amor de mi vida.
En casa todo estaba vacío, habían viajado para pasar las fiestas en casa de una tía en el interior, y yo compartía mi departamento con un amigo de la vida, la verdad no la pasamos mal. El 31 de Diciembre llegó sin avisar, un día con algo de trabajo; recuerdo que entré a trabajar cerca de las 11 de la mañana hasta las 6 de la tarde, cuando salí de casa tuve que pasar por un cajero automático (no tenía efectivo en los bolsillos), y como era costumbre en mi olvidé la tarjeta dentro del mismo, pero no me di cuenta al instante, sino mucho tiempo después, el día pasó sin mayores sobresaltos, avances noticiosos cada hora y el esperado 6 p.m.
Al salir del trabajo decidí ir a sacar algo de plata ya que sólo había retirado 50 soles para poder movilizarme y comprar algunas cosas, cuando llego al cajero me di con la sorpresa que no existía más mi tarjeta en la billetera, lo primero que pensé fue "Adiós año nuevo", sin plata no tenía muchas opciones, mi mejor amigo estaba en el interior con otro amigo, la chica que me interesaba estaba en una playa al sur de la capital, conclusión no malograr el fin de año a más personas, así que cuando llegué a casa le dije a Jonathan que se fuera con su familia y si tiene alguna fiesta que vaya por que yo me iba a quedar en casa, que no me sentía con ánimos de celebrar, así me fui a dormir un poco para tratar de olvidar.
No se exactamente cuanto dormí, ya era de noche cuando desperté, y desperté precisamente por que el timbre retumbaba en mi cabeza; mitad dormido, mitad despierto fui a ver quien tocaba con tanta desesperación, era Jonathan que me había llevado algo para comer, y para decirme que se iba a casa de sus viejos a pasarla allá, al irse cerré la puerta y nuevamente el timbre, esta vez cuando abrí la silueta delgada de una mujer y un rostro muy cercano y amigable me sonrió al punto que nos hicimos uno en ese instante, mil cosas por comer y hablar, la visita de un ángel siempre es bienvenida y más si es tu ángel, Sandra se llama mi ángel, y creo que es la primera con cabellos rojos, en fin, la noche pasó entre risas y conversaciones de años de no vernos, entre "te quiero" repetidos y miles de tequeños, con un pollo intacto y 12 uvas que se comieron cerca de la 1 de la mañana, con un beso y abrazo de "Feliz Año 2004" cuando ya había pasado los primeros 40 minutos del nuevo año, nos reímos a más no poder cuando vimos la hora (estábamos tan entusiasmados, tan felices por estar juntos de nuevo, que no importaba nada), y mientras aún reíamos y tratábamos a duras penas comer los 1500 tequeños que todavía quedaban, Jonás se acercaba a la entrada de casa, cuando llegó se acopló al instante a la conversación, y después de más risas y más palabras fuímos a casa de un amigo como para ver qué pasa, estuvimos un rato tomando y conversando de mil cosas, y aunque me hubiera gustado quedarme y seguir con nuestras cosas partimos.
Ese año que se divisaba como uno de los peores, sin plata, sin la chica que me gustaba, sin mis viejos, sin mis dos mejores amigos, pero la ayuda de un hermano y la llegada de un ángel hicieron de ese recibimiento del nuevo año uno de los mejores y el que más recuerdo.
Te amo Sandrita y lo sabes, y aunque no nos veamos seguido y nuestros tiempos jueguen en contra siempre estoy contigo a tu lado, sólo tienes que girar y cerrar los ojos que te estaré abrazando y besándote la frente.
En casa todo estaba vacío, habían viajado para pasar las fiestas en casa de una tía en el interior, y yo compartía mi departamento con un amigo de la vida, la verdad no la pasamos mal. El 31 de Diciembre llegó sin avisar, un día con algo de trabajo; recuerdo que entré a trabajar cerca de las 11 de la mañana hasta las 6 de la tarde, cuando salí de casa tuve que pasar por un cajero automático (no tenía efectivo en los bolsillos), y como era costumbre en mi olvidé la tarjeta dentro del mismo, pero no me di cuenta al instante, sino mucho tiempo después, el día pasó sin mayores sobresaltos, avances noticiosos cada hora y el esperado 6 p.m.
Al salir del trabajo decidí ir a sacar algo de plata ya que sólo había retirado 50 soles para poder movilizarme y comprar algunas cosas, cuando llego al cajero me di con la sorpresa que no existía más mi tarjeta en la billetera, lo primero que pensé fue "Adiós año nuevo", sin plata no tenía muchas opciones, mi mejor amigo estaba en el interior con otro amigo, la chica que me interesaba estaba en una playa al sur de la capital, conclusión no malograr el fin de año a más personas, así que cuando llegué a casa le dije a Jonathan que se fuera con su familia y si tiene alguna fiesta que vaya por que yo me iba a quedar en casa, que no me sentía con ánimos de celebrar, así me fui a dormir un poco para tratar de olvidar.
No se exactamente cuanto dormí, ya era de noche cuando desperté, y desperté precisamente por que el timbre retumbaba en mi cabeza; mitad dormido, mitad despierto fui a ver quien tocaba con tanta desesperación, era Jonathan que me había llevado algo para comer, y para decirme que se iba a casa de sus viejos a pasarla allá, al irse cerré la puerta y nuevamente el timbre, esta vez cuando abrí la silueta delgada de una mujer y un rostro muy cercano y amigable me sonrió al punto que nos hicimos uno en ese instante, mil cosas por comer y hablar, la visita de un ángel siempre es bienvenida y más si es tu ángel, Sandra se llama mi ángel, y creo que es la primera con cabellos rojos, en fin, la noche pasó entre risas y conversaciones de años de no vernos, entre "te quiero" repetidos y miles de tequeños, con un pollo intacto y 12 uvas que se comieron cerca de la 1 de la mañana, con un beso y abrazo de "Feliz Año 2004" cuando ya había pasado los primeros 40 minutos del nuevo año, nos reímos a más no poder cuando vimos la hora (estábamos tan entusiasmados, tan felices por estar juntos de nuevo, que no importaba nada), y mientras aún reíamos y tratábamos a duras penas comer los 1500 tequeños que todavía quedaban, Jonás se acercaba a la entrada de casa, cuando llegó se acopló al instante a la conversación, y después de más risas y más palabras fuímos a casa de un amigo como para ver qué pasa, estuvimos un rato tomando y conversando de mil cosas, y aunque me hubiera gustado quedarme y seguir con nuestras cosas partimos.
Ese año que se divisaba como uno de los peores, sin plata, sin la chica que me gustaba, sin mis viejos, sin mis dos mejores amigos, pero la ayuda de un hermano y la llegada de un ángel hicieron de ese recibimiento del nuevo año uno de los mejores y el que más recuerdo.
Te amo Sandrita y lo sabes, y aunque no nos veamos seguido y nuestros tiempos jueguen en contra siempre estoy contigo a tu lado, sólo tienes que girar y cerrar los ojos que te estaré abrazando y besándote la frente.
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