jueves, 17 de septiembre de 2009

Kuolema













Hermosa como la triste mirada de un niño huérfano,
pasiva y tenebrosa, exacta y calculadora,
de sonrisa temerosa y contagiante
que invita a no cerrar los ojos,
deseada por algunos y temida por el resto,
contundente al hablar,
cortante con las palabras que suele no pronunciar.
Visitando los lugares de mi lugar,
me encontró tirado en una cama
aburrida de tanta paz.
Hoy la vi, y se quedó a acompañar mi soledad,
hoy la muerte vino por mí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

egocentrico... hablando de ti otra vez??? jajaja, mentira BeTo la verdad esta bacan, me ha gustado mucho

Cathy Pazos dijo...

Muy lindo, me ha gustado mucho, sabes expresar mucho con tus escritos. tqm