viernes, 6 de noviembre de 2009

Viseral y Absurdo

Después de mil horas rompiéndose la cabeza volvió a su habitación con las mismas ganas de volver al ayer, para derrepente no salir aquel día y hacer todo lo que había planeado (llegar del trabajo, relajarse en casa, y estar encerrado en su cuarto frente a una fría pantalla de computador), sin embargo el ayer siempre estará tan real como el presente, y tan incierto como el futro.
Las horas no pasaban, la noche eterna, fría y oscura como el hoy... la noche fiel compañera del ayer, se volvió una enemiga cruel, donde los recuerdos son los causantes del insomnio, la soledad que estuvo a mi diestra hoy la siento muy encima mio y es tan pesada esta carga que siento mis piernas temblar, hoy ha sido un mal día, una mala señal me lo había advertido y no le hice caso, una mala señal me abrió las puertas, me invitó a entrar, ingenuo yo acepté la invitación, y hoy este hueco que tengo en el pecho es muy grande, las lágrimas que aprendí a no botar son peor cuando se guardan en el corazón, hoy sé que otra persona sufre también, se que la pena es más grande, sé que quizás cuando los caminos se vuelvan a cruzar las cosas no serán igual, me conozco y sé que cuando me aparto es para siempre, sé que si alguna vez olvidé a la mujer que más ame podría también olvidar a alguien que, aunque ocupo un lugar muy grande en mi vida al punto de volverse imprescindible, sé que podré olvidarla (aunque me resisto a hacerlo, aunque mis ganas y lo que siento se aferren a esos recuerdos que no me dejan ver más).
La vida es una moneda como dice la canción esta vez me tocó perder, y fue muy grande lo que perdí, mil preguntas tengo en la cabeza, mil cosas que quisiera decir, pero ahora no vale la pena, no hay a quien decir, con quien reir, con quien sufrir, no hay más.
Es raro esto, antes mientras más deprimido estaba se me hacía más fácil escribir, hoy no puedo juntar una frase que me guste, todo es gris, todo es difuso, todo es tan mal que ni yo lo puedo creer. Hoy es una noche tan triste que la pena la oculto con mi mejor careta, pero esta careta se esta cayendo a pedazos, y se va desfigurando mi sonrisa de calma, siento que aunque no me quiero desanimar, poco a poco voy sucumbiendo a mis penas, que se iban acumulando con cada palabra que con mi habitual masoquismo leía y releía, cada nudo en la garganta era presagio de ese "rato nomás" era una falasia tan grande que me hacía leer y leer para aferrarme a un recuerdo que hoy no sirve más.
Viseral y absurda siento cada palabra que escribo, sin embargo abrigo la esperanza de un mañana y aunque hoy pensé y tal como lo escribí líneas arriba no seré el mismo cuando todo pase, no sé ni estoy seguro de que seas así.

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